Santiago de Compostela
Bendita sea la Santa Virgen de Vírgenes, Madre digna de alabanza.
Mi corazón y mi profundo agradecimiento están con nuestra Señora del Corpiño, por todos los favores en los que haya intercedido ante nuestro Señor por mi. Soy consciente de que sin su auxilio y sin la misericordia del Altísimo, habría sido imposible para mi, si no muy difícil, haber llegado hasta dónde estoy. Ruego que nunca deje de protegerme y guiarme, de alimentar mi Fe, del mismo modo en que hace meses me trajo de nuevo a la senda de Cristo.
Incluso no siendo la mejor de las cristianas, con todos mis errores y mis malas decisiones, nunca dejo de sentirme amada y de experimentar el perdón de Dios. No hay palabras que puedan corresponder a todas las gracias que me brindan, mas que la decisión de continuar en este camino de aprendizaje y progreso que, sin duda, me está llevando a una mejor versión de mi misma.
También me gustaría tener presentes a todas las personas de luz que me rodean (mi familia, Uxía, Sofía…) aquellas que me ayudan a seguir; para que en sus caminos conozcan la verdad de Dios y se impregnen del espíritu o, al menos, para que en su infinito amor sigan velando por su bienestar.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era al principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos… Amen.